domingo, 31 de agosto de 2008

De cómo hacer una espada: una entrada teórica.

Mi añejo último post hablaba de mis aventuras y desventuras con la manufactura de una espada: como hacer, como poner, como emular… Vistas las cosas me gustaría hacer una entrada al blog con un poco más de método.


En mi caso me centro en la construcción de una espada, tema que me apasiona mas allá de lo saludable (por favor no llameis aún a los loqueros).



Primero: lo básico.


La idea de hacer una espada resulta muy romántica. Un buen día te despiertas y te dices a ti mismo –voy a hacerme una espada- y enfebrecido te pones a diseñar la mejor espada del mundo entre frases de autoafirmación:

- estos checos se van a cagar.

- de esta me monto un negocio.

- ¿gastarme tanto dinero en una de esas? Ni loco.


Cualquiera que haya pronunciado esas afirmaciones o algunas similares, sabe que la realidad no tarda demasiado en golpear (a menos que el interfecto sea un herrero de tomo y lomo).


Por tanto, antes que nada, hay que decidir la época de nuestra (futura) arma. Los metidos en recreación tienen fácil la decisión, pues algo propio de la época que intentan recrear sería lo apropiado. En mi caso, recreando el siglo XIII mis preferencias son claras.


Una vez tengamos claro que en que momento histórico se sitúa nuestra pieza, podremos pasar al siguiente punto.


Segundo: ¿Qué queremos hacer?


Situados en nuestro momento histórico, podemos relajarnos, dejar de dar saltitos de anticipación y ponernos a hacer el primer trabajo serio: la documentación.


Es obvio y notorio que para conseguir algo de calidad, por mínima que queramos que sea esta, deberemos tener unos modelos sobre los que trabajar. Para poder documentarse adecuadamente también deberemos tener muy claro el tipo de espada que deseamos. Para esto nada mejor que las tipologías que estableció Ewart Oakeshott.



Para una información más completa, podemos adquirir (o pedir prestada) bibliografía sobre estas armas, especialmente recomendados Records of the Medieval Sword, del propio Oakeshott y Swords of the Viking Age de Ian Pierce.


Teniendo el tipo de espada que deseamos en mente, indagamos en nuestra documentación acerca de sus características, materiales y dimensiones. Lo mejor seria tener un ejemplar autentico y copiarlo, pero mucho me temo, que la mayoría de nosotros deberemos ir a museos a ver las piezas o depender de fotos e información recopilados por otros.


Con estos datos en mano, podemos evolucionar al siguiente paso


Tercero: y esto ¿Cómo carajo se hace?


Tenemos toda la información que necesitamos, todos los datos posibles, todo lo preguntable acerca de nuestra espada, que insistimos, va a ser la mejor del mundo, y por ende, pondrá a los checos a nuestros pies. Pero, y ahora ¿Cómo traducimos datos en algo tangible?

Básicamente hay dos formas de trabajar:

A) Método 100% histórico, prácticamente un estudio de arqueología experimental. Forja, martillos, acero al rojo y sudor a mares!

B) Estamos en el siglo XXI y vamos a reproducir algo mucho más antiguo, pero a nuestro modo


El modo A de trabajo presenta obvios problemas, tenemos un piso de ochenta metros cuadrados, con baño, tres habitaciones, cocina, comedor y… ¿forja?


El modo B es mucho mas plausible, y no os de reparo, porque los señores de Albion usan tecnología de lo mas moderna para sus replicas de museo. No nos engañemos, este método no esta exento de tener que usar cierta pericia manual, pero una amoladora de bricolaje y un taladro eléctrico, son más fáciles de conseguir, mantener y almacenar.


Una vez este claro que procedimiento vais a usar, hay que analizar la espada y sus partes para poder dar el salto a próximo paso.


Cuarto: Los materiales


A estas alturas, nuestra espada ya tiene forma (mental), solo falta saber con que material haremos que parte.

En una espada a priori solo necesitáis fabricar hoja, arriaz (o cruz), pomo y empuñadura. Metálicos los tres primeros y de diversos posibles materiales la última. Así que deberíais haceros la siguiente pregunta: de que metal hago mi espada? Pues si es medieval, de acero sin ninguna duda para la hoja. Para el arriaz y el pomo valen materiales como el cobre o el bronce, pero son sensiblemente mas caros.

El acero para la hoja debe ser de una calidad mínima, debe poder templarse, ser fuerte y mantener la flexibilidad y la dureza a partes iguales. Para tal tarea, lo mejor son los aceros al carbono ya calibrados según norma. Entre un CK 40 y un CK 60 (según norma DIN), que tienen entre 0,35 y 0,65 % de carbono y son relativamente asequibles, podemos tener el material para nuestra hoja.

Hay que tener en cuenta el tratamiento térmico posterior, que bien podemos arriesgarnos a hacerlo nosotros o (previo pago) encargar el trabajo a una empresa que se dedique a estos temas. Aquí dependiendo, claro esta, de vuestro método de producción, pues el templado por sales en una empresa es totalmente moderno, pero da el mismo o mejor resultado (cuanto menos, mas controlado).


El pomo y el arriaz pueden ser de acero de menor calidad, si es que elegís este material, pues no precisan de tratamiento térmico alguno, incluso el hierro “dulce” os puede servir. Yo por ejemplo he usado con resultados satisfactorios restos de una barandilla vieja.


En la empuñadura, podéis usar desde cuero hasta trenzado de alambre o incluso cuerda (aquí a gusto de cada uno). Y para el adhesivo, el que no tenga gansa de hervir brea o recoger resina de árbol, que use sin miedo cementos químicos bicomponentes (Araldit es un magnifico ejemplo), pero cianocrinalto no, la vibración hará que se quiebre en tiempo record.


Obviamente podéis usar materiales de peor calidad, pero el resultado final se resentirá profundamente.


Quinto: Ensamblaje


Se que piezas tengo que tener, se que materiales voy a usar para cada parte… pero que alguien me diga por favor, como junto yo este puzzle…


Que no cunda el pánico, esta es la parte crucial pero mas simple (que no sencilla) en la construcción de nuestra espada. Debemos decidir si el arriaz va martillado a presión sobre la hoja, si se aguanta en el sitio por acción de la empuñadura, si el pomo va roscado, si va remachado y un largo etcétera de pormenores.


Por experiencia se que es más fácil hacer que las cosas encajen a presión. Por ejemplo el arriaz con un agujero algo menor que la espiga de la hoja y bien encajado con certeros martillazos en su sitio, no tiende a moverse ni en caso de huracán. También resulta más fácil perforar un pomo de parte a parte y remacharlo en el sitio que soldar una rosca a la espiga y hacer la rosca interior al pomo. Cada método tiene sus ventajas, pero el que menos medios precisa es el mas antiguo.


No olvidéis que para la empuñadura necesitáis unas cachas de madera sobre las que forrar con el material seleccionado.


Sexto: detalles


Este paso ya no lo describo pues entiendo que la espada esta terminada, pero aquel que quiera hacerle grabados a la hoja, repujados al cuero del pomo, vaina para llevar la espada, puede usar el mismo método de producción que he descrito.

Se que es una parrafada muy larga, pero una planificación correcta y un buen planteamiento de trabajo previo ahorran dos cosas: trabajo y disgustos.


PD: No os olvideis de usar siempre equipo de seguridad, perder tres dedos o quedarse tuerto no parece tan divertido a posteriori ;-) (no, no hablo por experiencia propia, pero por si acaso)